¿Cómo deberíamos llamar al actual cambio climático?

¿Cuál sería la manera correcta de llamar al actual cambio climático que vive nuestro planeta? He aquí nuevas propuestas.

Mario Picazo

Mario Picazo

El cambio climático de hoy no tiene nada que ver con el que conocemos del pasado. ¿Deberíamos llamarlo mejor «crisis climática»?

VÍDEO: ¿ESTAMOS ANTE UN «CAMBIO» O UNA «CRISIS» EN EL CLIMA?

Las palabras «cambio climático» se leen y escuchan cada día con más frecuencia, aunque lo cierto es que llevamos hablando de cambio climático años y años. Desde que se formó la Tierra hace ya más de 4.500 millones de años, el clima del planeta no ha parado de cambiar.

Se han registrado periodos glaciales mucho más fríos y otros interglaciares más cálidos, con temperaturas incluso superiores a las actuales.

Haciendo marcha atrás en el tiempo, mirando el registro de temperaturas de los últimos 800.000 años reconstruido con técnicas paleo climáticas, sabemos que la Tierra ha vivido climas muy distintos sin ayuda de la humanidad. Climas que han ido moldeando la distribución de las diferentes especies y paisajes en todos los continentes.

Variación de la temperatura media global desde 1880 hasta la actualidad. Fuente: NASA

Pero el cambio climático de hoy no tiene nada que ver con el que conocemos del pasado. En el último medio siglo, las concentraciones de gases efecto invernadero como las de dióxido de carbono, metano o dióxido de nitrógeno, han experimentado un aumento exponencial.

Un aumento que ha llevado a catapultar la temperatura media global a un ritmo que no aparece en ninguno de los recientes cambios climáticos registrados en el planeta. Durante ese periodo también han desaparecido un buen número de especies terrestres y hoy hay más de un millón en peligro de extinción.

El deshielo de los grandes glaciares del mundo es una señal clara y evidente de que la tierra se calienta a buen ritmo.

Las nuevas tecnologías, nos han ayudado a los que investigamos estos vaivenes del clima, a averiguar que una importante parte de este acelerado cambio climático en el que estamos inmersos, se debe a la actividad humana.

En comparación con el cambio climático natural que cada día se produce, nuestra manera de gestionar el planeta es lo que realmente nos está llevando a un clima cada vez más cambiante y extremo. Por eso, deberíamos plantearnos, si debemos usar la etiqueta «cambio climático» para hacer referencia al cambio climático antropogénico. ¿Es realmente lo correcto?

El aumento de los principales gases efecto invernadero como el dióxido de carbono, metano o dióxido de nitrógeno no para y durante los próximos años es fundamental no solo reducirlos, sino a la larga detener su emisión.

En ese sentido, coincido plenamente con la propuesta que hace unos días lanzaba la conocida activista sueca de 16 años, Greta Thunberg. Su recomendación es que dejemos de usar el término cambio climático para hacer alusión a los amplificados cambios de clima que experimenta nuestro planeta hoy.

Es una terminología que siempre ha existido, y que por lo tanto, no diferencia la contribución humana de la natural. Necesitamos abrir bien los ojos de millones y millones de terrícolas, incluyendo políticos y empresarios que al fin y al cabo son los que más deciden cuándo, cómo y cuánto quieren potenciar el cambio climático antropogénico.

Es nuestra manera de gestionar el planeta lo que realmente nos está llevando a un clima cada vez más cambiante y extremo. Por eso, ¿debemos usar la etiqueta «cambio climático»?

Pero, si no utilizamos las palabras cambio climático, ¿que otras opciones tendríamos? Hay más de una: entre las sugeridas esta crisis climática, emergencia climática, ruptura climática, ruptura ecológica, crisis ecológica o emergencia ecológica.

De todas las opciones, creo que el juego de palabras más contundente es el de «crisis climática», y a demás todo apunta a que está, podría ser una crisis de las de larga duración.

Independiente del término escogido, Greta los difunde todos por el mundo mientras intenta concienciar a millones de niños y no tan niños de lo importante que es, que las palabras de compromiso de gobiernos del mundo entero por reducir los gases contaminantes que calientan el Planeta, no se las lleve el viento.

La labor de Greta es encomiable, y cada vez más contagiosa. Ahora solo falta esperar a que sus ideas, las que avala la comunidad de científicos que investigan la crisis climática, se propaguen mucho más rápido de lo que se calienta la tierra.