Fotos

castellano. Hubiera habido que esperar aún varias semanas más, si quisiera haberos traído colores más vivos, quizás más llamativos. Pero mi intención no era otra hoy, sino enseñaros esos colores todavía apagados, duros, térreos, tan propios de estas fechas en la meseta castellana. Perderse por las orillas del Duero a su paso por Soria, entre las ermitas de San Saturio y San Polo, siempre supone un encuentro. Quizás lo primero con uno mismo. Si hace tiempo que no se dispone de la paz , tranquilidad y silencio necesarios para ello, no tardará en asomar esa voz interior que todos llevamos por dentro, de esa que sin ir más lejos, D. Antonio dijo: "Converso con el hombre que siempre va conmigo. Quien habla solo, espera hablar con Dios algún día”. Y si ello no fuera así, lo que seguro si descubrirá el paseante, es todo una amplia de sensaciones: silencio, paz, tranquilidad, sosiego, quietud… Y lo que también se encontraran quienes acudan a este singular rincón, sobre todo si se es amante a la fotografía, es un universo de color y bonitos detalles. Eso mismo es lo que os traigo hoy: detalles, rincones. Vosotros me diréis si son dignos de al menos, poder tildarles de bonitos… Estos parajes no pasaron desapercibidos a la sensibilidad de un gran poeta como fue Machado, o a la de Gerardo Diego e incluso a la de Gustavo Adolfo Bécquer. Curioso y llamativo es que venidos de tierras lejanas, del Sur, de la luz, del color, de la alegría estival, estas tierras castellanas les estimularan de tal manera hasta el punto de llegar a componer algunas de sus mejores obras desde aquí. Por último permitidme una osadía: si os gusta lo que os cuento, así como las fotografías, dejadme os recomiende un libro. Se trata de “El Santero de San Saturio” de Juan Antonio Gaya Nuño. Os aseguro que no os defraudará.