¿Qué enfermedades empeoran con el calor?

Pedro Soriano

Pedro Soriano

Aunque son las olas de frío las que causan más número de fallecidos que las de calor, el calor puede causar verdaderos estragos y ser muy peligroso en ciertos grupos poblacionales. Además, puede empeorar ciertas enfermedades debido a diversos factores fisiológicos y ambientales.

Algunas de las más comunes serías las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales y la diabetes.

El calor puede provocar un aumento en la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Enfermedades cardiovasculares y el calor

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de fallecimiento a nivel mundial. Durante los meses de verano, las altas temperaturas aumentan el riesgo de complicaciones en las personas afectadas por este tipo de patologías.

En los últimos años, el cambio climático y el calentamiento global han contribuido al incremento de la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Especialmente entre los individuos de edad avanzad.

Cuando hablamos de enfermedades cardiovasculares, hacemos referencia al conjunto de condiciones de salud relacionadas con el corazón y los vasos sanguíneos.

A menudo, se asocian con un estilo de vida poco saludable, siendo comunes en personas sedentarias, que consumen alcohol, fuman y tienen una alimentación inadecuada. Estos hábitos poco saludables guardan una estrecha relación con la hipertensión, la diabetes y el exceso de colesterol en la sangre.

Sin olvidar el sobrepeso y la obesidad, todos ellos considerados factores de riesgo cardiovascular significativos.

Las altas temperaturas pueden aumentar la carga de trabajo del corazón. Esto puede ser problemático para las personas con enfermedades cardiovasculares preexistentes, como enfermedad cardíaca coronaria, insuficiencia cardíaca o presión arterial alta.

El calor puede provocar un aumento en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de complicaciones cardiovasculares.

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Enfermedades respiratorias y el calor

Las razones por las cuales las enfermedades respiratorias se agravan con el calor son diversas. Sin embargo, las principales son que, en climas muy calurosos, el cuerpo necesita trabajar más para mantener una temperatura corporal normal. Ello conlleva un mayor consumo de oxígeno.

Otro factor importante que agrava las enfermedades respiratorias con el calor es la contaminación. Durante los días más calurosos, la calidad del aire empeora debido al aumento de ozono. Este se produce a partir de los óxidos de nitrógeno generados por el tráfico y la industria, los cuales reaccionan con la radiación solar y forman ozono.

Según la OMS, niveles de ozono superiores a 180 miligramos por metro cúbico de aire son perjudiciales para la salud. Aún así, existen estudios que demuestran que incluso niveles más bajos pueden provocar una respuesta inflamatoria en el tejido pulmonar, especialmente en pacientes crónicos.

El calor contribuye al aumento de enfermedades respiratorias como la disnea (dificultad para respirar), sibilancias y sensación de fatiga. Además, debilita el sistema inmunológico, aumentando las probabilidades de sufrir o empeorar infecciones respiratorias.

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Enfermedades renales y el calor

Una enfermedad renal es cualquier condición que afecte la estructura o función de los riñones. Los riñones son importantes, porque son los órganos encargados de filtrar la sangre y eliminar los desechos del cuerpo.

Las enfermedades renales pueden ser agudas o crónicas. Y pueden ser causadas por una variedad de factores, como infecciones, enfermedades autoinmunitarias, trastornos genéticos, lesiones o el uso prolongado de ciertos medicamentos.

El calor puede afectar a las enfermedades renales de varias maneras. Por un lado, las altas temperaturas pueden provocar deshidratación, lo que puede aumentar el riesgo de fracaso renal agudo y alteraciones electrolíticas.

Por otro lado, las olas de calor pueden aumentar la morbimortalidad cardiovascular y respiratoria. Pero también el riesgo de fracaso renal agudo, así como el índice de ingresos de causa nefrológica, con la mortalidad que ello implica.

En resumen, el calor puede ser un factor de riesgo para el desarrollo o empeoramiento de enfermedades renales.

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¿Cómo afecta en la diabetes las altas temperaturas?

Las altas temperaturas pueden afectar el control de la glucemia en personas con diabetes. El calor puede aumentar la sensibilidad a la insulina y aumentar el riesgo de hipoglucemia.

Principalmente las personas con diabetes se pueden ver afectadas por tres vías:

– Las lesiones en los vasos sanguíneos, los nervios y otras complicaciones asociadas con la diabetes pueden afectar las glándulas sudoríparas.

Esto impide que el cuerpo se enfríe de manera eficiente como ocurre en personas sin diabetes. Esto puede llevar al agotamiento por calor y/o a un golpe de calor, situaciones que representan una emergencia médica.

– Las personas con diabetes experimentan una deshidratación más rápida.

La falta de ingesta suficiente de líquidos puede elevar los niveles de azúcar en la sangre. Esto, a su vez, puede aumentar la frecuencia de la micción, provocando deshidratación.

– Las altas temperaturas pueden alterar la forma en que el cuerpo utiliza la insulina.

Por lo tanto, las personas con diabetes necesitan controlar sus niveles de azúcar en la sangre con mayor frecuencia y, posiblemente, ajustar su dosis de insulina, así como su alimentación y consumo de líquidos.

Es importante tener en cuenta que estas enfermedades no son exclusivamente causadas por el calor, pero el calor puede agravar sus síntomas o complicaciones.

Si tienes alguna enfermedad crónica, es fundamental que consultes a tu médico sobre cómo protegerte durante los períodos de calor intenso. El objetivo es ajustar tu plan de tratamiento si es necesario.

Bibliografía utilizada:

Hicham Achebak, Daniel Devolder, Vijendra Ingole, Joan Ballester. Reversal of the seasonality of temperature-attributable mortality from respiratory diseases in Spain. Nature Communications, May 2020. DOI: 10.1038/s41467-020-16273-x
Lorenzo, A. D., & Liaño, F. (2017). Altas temperaturas y nefrología: a propósito del cambio climático. Nefrología (Madrid), 37(5), 492-500.
– https://www.cdc.gov/diabetes/spanish/resources/features/manage-diabetes-heat.html