La era de la «ebullición climática global» ya está aquí y estas son las pruebas

Desde el inicio de este siglo, el cambio climático de origen humano ha generado un nutrido glosario de términos relacionados con su impacto. El más reciente, lanzado hace unos días por el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, hace referencia a esta nueva era que vivimos conocida como «la era de la ebullición global«.

Guterres lleva ya años anunciando que el cambio climático humano, al que también llama crisis climática está ya aquí. Un cambio que impacta a millones de habitantes del planeta y cuya tendencia es seguir aumentando en intensidad y extensión.

Pese a sus afirmaciones, el secretario de la ONU también ha puesto sobre la mesa soluciones. El objetivo de estas es permitir a la humanidad limitar el calentamiento global a 1.5ºC respecto al periodo pre-industrial. Son soluciones drásticas que requieren acción inmediata pero que pueden hacerse realidad si actuamos con ímpetu.

Hay evidencia científica y observacional de que vivimos en un periodo cada vez más cálido. Este coincide con esa «ebullición global» a la que hace referencia Guterres. Estos son algunos aspectos claves de ese nuevo escenario que nos está tocando vivir aquí en el planeta Tierra.

• Julio 2023 se convierte en el mes más cálido del registro

Los datos del ERA del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S) ya han registrado en julio el periodo más cálido desde que se miden temperaturas.

A principios de mes se registraban valores récord de temperatura global. De momento el 6 de julio ha sido el día más caluroso medido por humanos en nuestro planeta con una temperatura media global de 17.08ºC. 

Es un dato que supera a los anteriores registros récords medidos en el 2016. Ese día la temperatura media global llegó a superar el umbral del grado y medio de calentamiento del que tanto se ha hablado estos últimos años. Algo que se acordó evitar en la cumbre de París en 2015. 

• Temperaturas del agua de mares y océanos bien por encima de la media

A parte del exceso de calor atmosférico, desde finales de la primavera en el hemisferio norte, el agua superficial de mares y océanos se ha ido calentando a un ritmo alarmante. 

Julio ha sido el mes de temperaturas más elevadas. Esa tendencia podría continuar en agosto dado que el agua del mar siempre lleva algo de retardo a la hora de calentarse respecto a las temperaturas del aire. 

Las olas de calor marinas están siendo más frecuentes de lo habitual en mares y océanos de todo el planeta. Desde nuestro Mediterráneo pasando por el Atlántico, hasta el Pacífico hay valores de temperatura del agua nunca registrados en intensidad y sobre todo en extensión.

• Las temperaturas que estamos registrando este 2023 son bastante superiores a la media habitual

Las temperaturas globales e incluso regionales que estamos midiendo este año son muy superiores a las normales en algunas zonas del planeta. Junio ya fue el mes más cálido en la Tierra y Julio le va a tomar el relevo dados los datos registrados estás últimas semanas. 

La nueva dinámica atmosférica favorece cada vez más las incursiones de aire muy caliente en zonas no habituales. Los anticiclones se convierten en elementos atmosféricos más permanentes que favorecen el que tengamos más horas de insolación y poco reciclaje de masas de aire. 

A eso se suma que este 2023, sigan aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan aún más el aire. También tenemos el fenómeno de El Niño en el Pacífico. Se sigue haciendo fuerte con el paso de los meses aportando más calor al sistema climático terrestre.

• Olas de calor que también afectan al sector más oriental del planeta

Las olas de calor también son cada vez más frecuentes en el sector oriental del planeta. Desde Oriente Medio hasta las costas orientales de Asia, se han estado batiendo récords de temperatura con más frecuencia que hace unos años. Y, además, en un buen número de observatorios. 

Al calor del aire se suma el factor humedad que aportan mares y océanos. Y se produce en una región que ya de por si es muy húmeda. Las condiciones de sensación de calor empiezan a ser muy extremas para un amplio sector de la zona más poblada del planeta. 

• Las predicciones de los expertos se han quedado cortas respecto a lo que estamos experimentando 

Durante años se han estado realizando predicciones numéricas sobre posibles escenarios de futuro calentamiento del planeta. Todas ellas, en función de las emisiones de gases de efecto invernadero. De momento parece que la realidad de ese calentamiento es superior a lo que inicialmente se pensaba. 

Sabíamos por los datos de esas predicciones, que el planeta se calentaría, y que unas regiones lo harían más rápidamente que otras. Lo que no esperaban los expertos es que el calentamiento fuera algo más intenso de lo previsto. Pero, sobre todo, que ocurriera a un ritmo tan rápido. 

La respuesta de los océanos al cambio climático puede ser uno de los grandes interrogantes a los que se enfrenta la ciencia. Aún necesitamos mejorar en el apartado de predicciones numéricas que representan la parte oceánica. Aunque cabe destacar que cada día son mas fiables a medida que observamos más y calculamos mejor. 

• Pruebas evidentes de que el cambio climático genera temperaturas elevadas

Con el paso de los años y con datos cada vez más extensos y precisos, la ciencia ha podido demostrar que el calentamiento del planeta está directamente vinculado a la actividad humana. 

Los estudios de atribución son cada vez más frecuentes. Los realizados por la organización World Weather Atribution han permitido saber que la emisión cada vez mayor de gases de efecto invernadero conduce a olas de calor extremas. 

• Reducir las emisiones aún está en nuestras manos

Los expertos hablan cada vez más de adaptación, de cómo la población global va a tener que aprender a vivir en condiciones climáticas más extremas. Pero a la vez, hay que pensar principalmente en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sólo así se podrá reducir la señal del cambio climático. 

Esa acción pasa necesariamente por el compromiso de gobiernos y empresas del mundo a la hora de apostar por una política mucho más sostenible. Si realmente queremos que la situación climática hacia la que nos dirigimos cambie, los ciudadanos deben elegir a aquellos políticos que lideren sin excusas frente a esa crisis climática. 

También hace falta que día a día apostemos por aquellas empresas que se comprometan con actuar de la forma más sostenible posible.