El Niño será más fuerte de lo inicialmente previsto

Alcanzará su máxima intensidad a finales de 2023 y principios del 2024 y alterará la meteorología en muchas regiones

Mario Picazo

Mario Picazo

A principios de año se confirmaba que este 2023 se formaría El Niño tras casi 3 años consecutivos con la presencia de La Niña en el Pacífico ecuatorial. El Niño se empezó a gestar durante los meses de primavera y a estas alturas del verano ya es un Niño «hecho y derecho».

Las predicciones de su evolución se van actualizando y las más recientes publicadas por la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica) de Estados Unidos muestran como con el paso de los meses, El Niño tiene cada vez mayor probabilidad de convertirse en uno intenso.

Anomalías de temperatura del agua el 2 de agosto de 2023 respecto al periodo 1991-2020. Fuente: NOAA

Los ingredientes detrás de este fenómeno

Desde que se hizo oficial su presencia en las aguas del Pacífico ecuatorial, El Niño ha mantenido su estructura en lo que anomalía positiva de temperatura del agua se refiere. También la ha ido reforzando y extendiendo. Además, las predicciones apuntan a que con un 95% de probabilidad lo seguirá haciendo de aquí a finales de año. 

El patrón que sigue este El Niño de 2023 es similar al de otros fenómenos de este tipo que han sido de cierta intensidad en el pasado. Cuando llegará a alcanzar su máxima intensidad aún no está del todo claro, pero hay un 66% de probabilidad de que eso ocurra entre este otoño de 2023 y el invierno de 2024

Hay un 66% de probabilidad de que el Niño alcance su máxima intensidad entre la recta final del otoño y el arranque del invierno

El calor acumulado en la región superior del Pacífico ecuatorial durante la primera mitad de 2023 ha sido el más elevado de los últimos 40 años. Ese ingrediente singular es habitualmente uno que, meses antes, suele preceder la formación de un intenso El Niño. 

Los datos presentados por la NOAA están avalados por una variedad de modelos numéricos que calculan su evolución para los próximos meses. Además esos cálculos se van actualizando mes a mes a medida que van llegando nuevos datos de los océanos. 

Cuanto más intenso es El Niño, mayor es su impacto a nivel global, aunque según expertos de la NOAA, no todos acaban teniendo el mismo impacto en los mismos lugares. 

Predicción de la evolución de El Niño en la región 3.4 del Pacífico durante los próximos meses con un 100 por cien de probabilidad de que El Niño este presente entre ahora y principios del 2024. Fuente: NOAA

El Niño puede alterar la temporada de huracanes en el Atlántico y el Pacífico

El último fenómeno de El Niño intenso ocurrió en 2016, con una anomalía superior a los 2°C en la región 3.4 del Pacífico entre los meses de diciembre y enero. Anteriormente también han destacado con similares características El Niño de 1998 y el de 1982.

Durante anteriores fenómenos de El Niño, la temporada de huracanes en el Atlántico ha sido menos activa de lo habitual dado que con El Niño aumenta la cizalladura del viento. A mayor cizalladura más difícil es que se organicen los núcleos de tormentas que acaban formando un ciclón tropical.

Este El Niño de 2023 es diferente porque está conviviendo simultáneamente con un Atlántico excepcionalmente cálido. Por ello, hay expertos que apuntan que el efecto de El Niño podría quedar diluido y es probable que veamos más actividad de la que inicialmente se pronosticó hace unos meses. 

Mientras, en el Pacífico central y oriental, la actividad tropical tiende a aumentar durante la presencia de El Niño. Tanto el número cómo la intensidad de los ciclones tropicales que se forman es mayor que otros años y la costa occidental de México suele notar más que otras regiones el impacto de estos ciclones. 

Anomalía de geopotencial a 500 mb para enero 2024. Fuente: C3S Copernicus

El Niño puede llegar con fuerza durante el próximo invierno

En invierno, el impacto del El Niño será notable en muchos rincones del planeta. En Norteamérica, por ejemplo, ya se están tomando medidas en algunos estados del suroeste de Estados Unidos como California o Arizona.

Habitualmente en esta región y otras del sur del país, experimentan un aumento del número de borrascas que, además, son más intensas de lo habitual. 

En otras zonas como la región de los Grandes Lagos, el invierno suele ser seco mientras que en Canadá se caracteriza por ser un invierno más templado de lo habitual.

La señal también se extiende a otras regiones del hemisferio sur, con frecuentes lluvias en Perú, Ecuador, Uruguay y el norte de Argentina y sequías extremas en Australia y el sudeste asiático

Anomalía de temperatura de la superficie del mar en la región 3.4 para todos los meses de enero desde 1982 hasta 2022. Fuente: NOAA

Dada la lejanía que existe entre la región ecuatorial del Pacífico y Europa, el efecto de El Niño es mucho menos intenso en el viejo continente que en América. Aún así ha habido en el pasado determinados años de El Niño que si han dejado huella en la climatología de algunas zonas de Europa. 

Observando las conexiones históricas de El Niño con Europa, destaca una anomalía de presión en invierno. Hay una tendencia a que dominen las altas presiones en la mayor parte del continente, con la dorsal subtropical expandiéndose durante los inviernos de El Niño.

La señal más clara que se ha detectado en el pasado con otros fenómenos de El Niño similares es que puede provocar inviernos más fríos y secos en el norte del continente y más húmedos en el sur.