Oruga procesionaria: tratamiento, riesgos, trampas e influencia del tiempo  

Las plagas de oruga procesionaria suponen una gran amenaza en esta época: a finales de invierno y durante la primavera

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Cada año, cientos de personas y mascotas se ven afectadas por la oruga procesionaria del pino, un insecto que desciende de los pinos durante la recta final del invierno y a lo largo de la primavera (cuando las temperaturas ascienden).

Esta especie puede llegar a generar problemas de salud en humanos y animales (sobre todo en perros) y muchas molestias en bosques y viviendas.

Qué es la procesionaria

La oruga procesionaria, científicamente conocida como Thaumetopoea pityocampa, es una especie de polilla que habita en los bosques de pinos de Europa.

Después de convertirse en mariposa, la hembra pone sus huevos en las copas de los pinos, donde permanecen durante aproximadamente un mes antes de eclosionar. Este proceso da lugar a la formación de nidos, donde cientos de orugas se congregan.

Una vez que las orugas alcanzan una longitud de unos tres centímetros, descienden de los árboles y se entierran en el suelo para completar su transformación en mariposas. Este ciclo de vida se repite continuamente en su hábitat natural.

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Fuente de imagen: Pixabay

Qué es la oruga procesionaria del pino

La oruga procesionaria del pino es el estado larvario de una polilla o mariposa de tonos grisáceos. De distingue fácilmente porque antes de ser mariposa se desplaza en una fila larga con decenas de ejemplares. Su nombre en latín es Thaumetopoea pityocampa. 

Cada una de estas orugas está cubierta por una densa capa de pelos urticantes que les proporcionan defensa contra sus adversarios y que, incluso, pueden lanzar si se sienten amenazadas. Estas orugas de la procesionaria tejen nidos de seda blanca en los árboles, conocidos como «bolsones», donde pasan el invierno hasta el momento en que se preparan para metamorfosearse en mariposas.

Esta es una especie de insectos que continuará en ascenso en los próximos años debido al cambio climático. De hecho, según las estimaciones desde la década de los 60, la superficie forestal colonizada por la oruga procesionaria se ha duplicado en España.

Ciclo de vida de la procesionaria del pino

El ciclo de vida de la oruga procesionaria del pino pasa por varias fases.

– En la primera etapa, una polilla coloca entre 120 y 300 huevos en las hojas de los pinos. Esto sucede durante el verano y los primeros meses del otoño.

Después de un periodo de entre 30 y 50 días, estos huevos eclosionan y dan lugar a las orugas que, para pasar el invierno, se agrupan en los nidos o bolsones de color blanquecino. Estos se pueden observar en muchos bosques en zonas elevadas y soleadas de los árboles. 

Tras varias semanas, con la llegada del final del invierno y la primavera, estas orugas descienden de los árboles en fila. De ahí, su nombre popular de procesionaria. Un descenso al suelo cuyo objetivo es enterrarse y crear una pupa. Las fechas de este descenso de la oruga procesionaria dependen de las condiciones meteorológicas de cada año. 

– Una vez en el suelo, la oruga se entierra y forma la pupa en la que permanecerá varios meses. Esta es la etapa de crisálida.

Finalmente, durante el verano, la oruga, en su proceso de metamorfosis pasa a ser una polilla de tonos grisáceos conformando la etapa adulta de este insecto. 

Cabe destacar que, debido al cambio climático, esta fase se está incrementando ya que se está adelantando a febrero (e incluso enero) en muchos puntos de España. Y se puede prolongar hasta mayo en función de la región.

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Riesgos asociados a la procesionaria

Los síntomas de picadura de la oruga procesionaria se pueden presentar en forma de urticaria, dermatitis, irritación e hinchazón cutánea. Además, si afecta a los ojos también puede hacer aparecer conjuntivitis y/o picazón de los ojos.

Para los alérgicos a la toxina de la procesionaria, existe el riesgo de una reacción anafiláctica. El contacto con la oruga puede desencadenar una respuesta alérgica grave, provocando inflamación que potencialmente podría obstruir las vías respiratorias, representando así un riesgo significativo para la salud.

Riesgos de la procesionaria en perros 

Entre febrero y abril se extiende la época más peligrosa de la procesionaria ya que es cuando las orugas descienden de los árboles. Sus pelos urticantes les sirven de mecanismo de defensa ante sus depredadores y pueden provocar importantes daños y reacciones alérgicas en las personas, pero también en los perros.

En el caso de los perros, si comen o lamen una de estas orugas o les afecta a la nariz, la reacción alérgica puede provocarles una inflamación de las vías respiratorias y otros daños que pueden llegar a ser mortales.

Los síntomas más comunes que presentan los perros afectados por orugas procesionarias son el rascado permanente, la salivación excesiva, la lengua rojiza, las ampollas o las úlceras. Así mismo, presentan un nerviosismo y agitación excesiva

Las consecuencias más graves de la picadura de procesionaria en perros son la necrosis de la lengua, hinchazón en la piel, úlceras en los ojos e incluso el fallecimiento del animal.

Época de la procesionaria: Influencia del tiempo y temperaturas 

El tiempo, la climatología y la meteorología tienen una relación directa con la presencia de la procesionaria en la naturaleza. Esta especie tolera mal el frío, por lo que durante los meses más fríos del año permanecen en sus nidos o bolsones. 

Con la llegada de las temperaturas más suaves, descienden de los árboles al suelo y es cuando comienza la «época de la procesionaria«, cuando es mucho más visible por el terreno por parte de la población.

Por tanto, si los inviernos son suaves, las temperaturas que adelantan la época en la que la procesionaria baja del árbol. Por el contrario, cuando los inviernos son fríos, la retrasan. Teniendo en cuenta esto, se pueden ver orugas procesionarias desde febrero hasta abril. 

Los expertos advierten que el calentamiento global está adelantando la aparición de la procesionaria ya que, durante los últimos años, los inviernos están siendo anormalmente más suaves. Sumado a esto, la sequía es otro factor que puede favorecer la proliferación de la plaga de procesionaria.

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Métodos de prevención y control de la procesionaria

Ante una plaga de la oruga procesionaria, existen diferentes estrategias que se pueden llevar a cabo. Por un lado, el uso de productos fitosanitarios, la aspiración de las orugas y de sus nidos con maquinaria y herramientas específica o la instalación de dispositivos de captura e inhibidores son algunos de los más comunes.

Por otro lado, también se pueden llevar a cabo métodos más tradicionales como la extracción o eliminación de nidos y bolsas de los árboles de pino de manera manual, aunque debidamente protegido. Posteriormente a esta retirada, se recomienda la incineración de estos restos de nidos y orugas. Y el mejor periodo para actuar es el mes de noviembre y diciembre, antes de que bajen al suelo. 

No obstante, hay que tener en cuenta que los expertos recomiendan que estas labores de control, retirada, tratamientos y plagas han de ser realizadas por profesionales especializados.  

Cómo identificar a la oruga procesionaria 

La identificación de la procesionaria del pino es rápida y fácil. Su método de desplazamiento en fila y sus tonos marrones, amarillentos y grises hacen de esta una especie de oruga muy sencilla de avistar.

Cuando la oruga desciende de los bolsones o nidos, suele medir entre 25 y 45 milímetros y tener un grosor de entre 50 y 100 milímetros. Su cuerpo está cubierto. de una especie de pelos muy urticantes que pueden suponer un riesgo para la salud.

Plagas de procesionaria: tratamientos, trampas y cómo actuar

En el caso de que una persona se vea afectada por una oruga, se deben retirar los pelos irritantes de la piel lo antes posible.

Para hacerlo, se puede utilizar una cinta adhesiva sobre la zona afectada. Posteriormente, se debe lavar el área afectada con abundante agua y jabón y mantener la zona fría con paños empapados en agua o incluso hielo para bajar la hinchazón. 

En caso de que la oruga haya entrado en contacto con los ojos, es crucial lavarlos inmediatamente con abundante agua y buscar asistencia médica. Y en el caso de que se vean afectadas las vías respiratorias, se debe buscar ayuda médica lo antes posible. 

Si el afectado es un perro o una mascota, es fundamental que el animal reciba un tratamiento lo antes posible para evitar complicaciones. El más común es el uso de corticoides y antibióticos.

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